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¿Qué es el Islam?

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islamEn la primera parte estudiaremos en forma breve el origen de la religión islámica, las revelaciones de su profeta y el carácter y su retiro conocido históricamente como la Hégira.
La religión del Islam es uno de los fenómenos más controversiales en la historia de las religiones. A un siglo de la muerte de su fundador, el mundo musulmán se ha propagado desde el sur de Francia, a través de España, Africa del Norte, el Levante, Asia Central, hasta los lugares más recónditos de la China. Con su política de “La Guerra Santa” o El Jihad y su emblema “no hay otro Dios sino Alá y Mahoma como su profeta” ha logrado hacer notables avances en Europa Oriental, en Africa, en la India y en Asia Sudoriental. Sus seguidores suman unos 1,500 millones, salidos de tres razas tan diferentes que han recibido la denominación común de árabes.
La primera raza es designada con el nombre de EL-ARIBA, árabes de pura sangre, árabes aborígenes o primitivos, y comprende los pueblos extinguidos o exterminados mucho tiempo antes de Mahoma como los aditas, los temuditas, los amalacitas, y las tribus de Iasm y de Djadis, descendientes de Sem o de Cam, hijos de Noé.
La segunda raza es la de los árabes MUTEARRIBA, árabes que se hicieron árabes, y se les considera descendientes de Kartán o de Yaktán, hijo de Heber; en un principio se establecieron en el Yemen (Arabia feliz), y desde allí se difundieron por toda la Arabia.
La tercera raza es la de los árabes MUSTEARRIBA, árabes asimilados a los árabes, pueblo descendiente de Ismael, hijo de Abraham y que se estableció en el Hedjaz (Arabia desierta), difundiéndose sucesivamente por las demás partes de Arabia, con el nombre de Ismaelitas.
A esta última raza pertenecen precisamente los árabes establecidos desde tiempo inmemorial en torno de La Meca, y en particular la tribu de los Koreichitas, de donde descendía Mahoma.
Su origen:
Mahoma nació alrededor del año 570 d.C. en la Meca, siendo hijo póstumo de un padre casi desconocido y su madre falleció cuando él tenía seis años de edad. Un abuelo y un tío de nombre Abu-Talib, miembros de la familia de Hashim y de la tribu de los Koreichitas, fueron los encargados de su crianza. Poco se sabe con certeza acerca de los primeros años de su vida. Algunas tradiciones cuentan que su madre lo dio a una beduina para que lo terminara de criar y así entonces pasó sus primeros años de vida viviendo entre las tiendas de los beduinos nómadas. Según la tradición, cuando cumplió los doce años, se trasladó con su tío a Siria donde conoció a un monje cristiano llamado Bahiva; luego unos años más tarde fue contratado como empleado por una viuda rica de nombre Jadiya, quien lo puso a cargo de sus caravanas y finalmente se enamoró de él, concediéndole así su mano en matrimonio.
Lo cierto es que se crió y creció como un huérfano y alcanzó una seguridad económica a la edad de veinticinco años, cuando se casó con Jadiya, quien para esa época tenía cuarenta años, con quien tuvo varios hijos, pero solamente una hija les sobrevivió de nombre Fátima.
Mahoma pronto dio señales de su religiosidad porque desde su juventud se retiraba a las cuevas para orar y meditar; practicaba el ayuno y era propenso a los sueños. Indignado por la idolatría y el politeísmo de su querida ciudad natal La Meca, llegó a la convicción de la existencia y trascendencia de un Dios verdadero.
Es difícil determinar cuánto de esta convicción se la debía al cristianismo o al judaísmo del siglo VII; el cristianismo monofisita (llamado así porque afirmaba que existía solamente una naturaleza en la persona de Cristo) estaba extensamente difundido en el reinado árabe de Basán; la iglesia Bizantina era representada por ermitaños; los nestorianos se establecieron en Al-Hira y en Persia; y los judíos estaban fuertemente representados en Al-Madina (Medina), en Yemen y otros lugares.
En este contexto no hay duda de que en algún período de su vida él conoció mucha enseñanza de las fuentes talmúdicas y tuvo contacto con alguna forma de cristianismo, y es muy probable que su dedicación y entrega a la religión monoteísta se deba a la influencia tanto del judaísmo como del cristianismo.

IslamLas revelaciones:
Cuando tenía la edad de cuarenta años se dice que tuvo la primera revelación del Corán en el Monte Hirá (que quiere decir la “lectura o recitación”). Se dice que una voz tres veces le ordenó: “Lee o recita en el nombre de tu Señor”. Luego cuando pasaba por una profunda depresión espiritual, se dice que tuvo una visión del ángel Gabriel, que lo envió a casa temblando ante su esposa Jadiya, buscando bienestar y abrigo solamente para oír la voz diciendo: “Oh tú, envuelto en tu manta, levántate y amonesta” (Sura 74.1).
Para el musulmán ortodoxo cada versículo en el Corán es la ipsissima verba (mismísima palabra) de Dios comunicada al profeta a través del ángel Gabriel.
El tema principal de Mahoma era la unidad y trascendencia del único Dios verdadero. Sin embargo al principio no tuvo una respuesta positiva, ya que solamente su esposa, su primo Alí, su hijo adoptivo Zayd y unos pocos más creyeron en su misión; no así los líderes de la tribu Curaysh, quienes influenciados por sus intereses económicos en los ritos paganos y peregrinaje del Ka’ba (un lugar sagrado de La Meca conteniendo una piedra negra), ridiculizaron sus pretensiones.
Fue de esta manera que las predicaciones y revelaciones de Mahoma empezaron a cambiar de tono. Más y más él comenzó a relatar las historias de profetas anteriores, en su mayoría tomados de la Biblia, y a enfatizar que como ellos, también él había sido burlado e ignorado; sin embargo él sentenciaba que tarde o temprano el juicio divino caería sobre sus calumniadores y burladores.
La Hégira:
En el año 622 d.C. Mahoma decidió retirarse con sus seguidores a Medina. Este retiro o Hégira llegó a ser el punto decisivo en la carrera de Mahoma y ha sido escogido apropiadamente como el inicio de la era musulmana. En La Meca fue un profeta rechazado, en cambio en Medina se convirtió en el estadista, legislador y el juez. Fue el ejecutor y el portavoz de la nueva religión.
Al principio Mahoma quería ganarse la simpatía de los judíos. ¿No era acaso su mensaje la única y verdadera religión jamás corrompida, proclamada por Abraham y todos los patriarcas y profetas, sólo que predicada de nuevo?
Fue por esta razón que sus primeras referencias al pueblo del libro (judíos y cristianos) eran bastante favorables y esto lo llevó a tener al principio algunas prácticas judías. Sin embargo los judíos se burlaron de él, ridiculizando sus predicas. Esta burla de parte de los judíos le llevó a afirmar entonces que los judíos habían corrompido o citado mal sus propias Escrituras.
Es desde esta época que inicia Mahoma sus críticas hacia los judíos, llevándolos a muchos al destierro y a masacres. Luego decidió que todas las pertenencias judías pasaran a Arabia y La Meca.
El carácter de Mahoma:
¿Qué se puede esperar de un hombre que sus primeros años los vivió en la miseria, rechazado por sus propios padres, frustrado, y hasta cierto punto decepcionado de sus propios compatriotas? Mahoma creía que sus problemas personales podían ser resueltos por una simple revelación divina. Fue así que con este pensamiento él mismo se concedía el derecho, a diferencia de los demás creyentes, a tener más de cuatro esposas y estar disculpado de las obligaciones normales para dividir su tiempo equitativamente entre ellas, sin tratar de ofender a ninguna.
Podemos decir entonces que su carácter era una rara mezcla. Era un poeta más que teólogo, un maestro improvisador en vez de un pensador sistemático. Era sencillo en sus gustos, generoso con su raza, no así con los demás, resuelto, genial, astuto, juez perspicaz, un líder completo, de vez en cuando cruel y vengativo, y podía rebajarse al asesinato.
Sin embargo Mahoma fue y sigue siendo, para el árabe, el profeta, soberano, legislador, reformador de las costumbres y del modo de ser de su pueblo. Su obra, el Corán, es para el mahometano la palabra divina, la lectura por excelencia, el libro que encierra el SUMMUN de saber y que debe ser la base de todo sistema político, moral y religioso.
Mahoma y el cristianismo:
Mahoma conocía poco o casi nada de la religión cristiana. En su juventud, él favorecía tanto a los judíos como a los cristianos. Isa era el nombre coránico para Jesús, quien era el Mesías, nacido de una virgen, y es llamado “palabra de Dios” y un “espíritu” proveniente de Dios. Isa fue un gran obrador de milagros y uno de los más grandes profetas. Pero el Corán lo describe como el hombre que nunca murió sobre la cruz, dando a entender que alguna otra persona fue crucificada por error en su lugar.
Posiblemente Mahoma pudo haber sido influenciado por ideas gnósticas en su repugnancia a la veneración de la cruz, en la Arabia del siglo VII, y su rechazo completo en creer que Dios permita a uno de sus profetas llegar a semejante final como en el caso del Isa.
  1. T. Addison dice lo siguiente: “Si Mahoma hubiese tenido un conocimiento a fondo de una forma decadente de cristianismo, o si la iglesia que él conocía tan imperfectamente hubiese sido más fuerte y más sana, las relaciones entre las dos religiones pudieran haber sido muy diferentes” (J. T. Addison, The Christian Approach to the Muslims”, pág. 18).
Ultimas días de Mahoma:
Mahoma murió, de acuerdo con la opinión mejor sostenida, sin haber designado algún sucesor o califa. Como él se consideró el último y más grande de los profetas, no podía ser reemplazado. Tras varias acciones bélicas y un bloqueo económico, Mahoma entró triunfalmente en La Meca en el año 630 d.C. Murió dos años después en el 632 d.C.
La comunidad que fundó era una teocracia sin distinción entre la iglesia y el estado, y forzosamente alguien tenía que sucederle para imponer la ley, guiar en la guerra y en la paz. Sin embargo el asunto del califato habría de causar más divisiones y más derramamiento de sangre que cualquier otro asunto en el Islam.
Así entonces, ante esta situación dentro del Islam se pueden discernir tres partidos rivales desde sus inicios. Estaban los compañeros del profeta que creían en la elegibilidad de cualquier creyente primitivo apropiado de la tribu de los koreichitas; también estaba la aristocracia de La Meca, que anhelaba retener el califato para la familia de Umaya; y por último estaban los “legitimistas”, que creían que no se requería elección alguna, sino que Alí, el primo y yerno del profeta, había sido divinamente designado como su sucesor.
El primer cisma real, sin embargo, ocurrió durante el califato de Alí, quien sucedió a Omán como el cuarto y último de los califas “correctamente guiado”. Dos líderes de los compañeros, Tala y Alzubair, apoyados por la viuda del profeta A’isha, se levantaron en rebelión. Fueron derrotados en la batalla del Omello, donde murieron cerca de 100.000 musulmanes. Ante este hecho los piadosos musulmanes recordaron la maldición eterna contra los que matan a un hermano musulmán sin causa justa.

Fe y práctica del Islam:
mujer islamLa fe y práctica del Islam están gobernadas por las dos grandes ramas de conocimiento del musulmán, teología y jurisprudencia. La teología musulmana, llamada generalmente “TAWHID”, por su doctrina central de la unidad de la divinidad, define todo lo que un hombre debe creer, mientras que la ley (SHARI’A) prescribe todo lo que un hombre debe hacer. Entre los musulmanes no existe el sacerdocio y no tienen sacramentos. El Islam reconoce la instrucción solamente de aquellos que son preparados en su teología o en la ley.
A diferencia de cualquier otro sistema en el mundo el SHARI’A contiene todo detalle de la vida humana, desde la prohibición del crimen, hasta las intimidades más profundas o repugnantes aberraciones de la vida familiar. Divide todas las acciones en lo que es obligatorio o impuesto, digno de elogio o recomendado, permitido o legalmente indiferente, desagradable, desaprobado o positivamente prohibido.
Los artículos de fe del Islam:
Dentro de la religión islámica nunca ha existido una redacción oficial de los artículos de fe (AQA’ID). Sin embargo para nuestro estudio podemos tomar el resumen atribuido por tradición al profeta mismo: “Un musulmán tiene que creer en Dios, en sus ángeles, en sus libros, en sus mensajeros, en el último día y en el decreto, tanta del bien como del mal”.
Los cinco pilares:
Dentro de la religión islámica existe lo que ellos comúnmente llaman los cinco pilares o fundamentos de su religión, los cuales son: la recitación del credo, la oración, el ayuno, la limosna y el peregrinaje. El credo o kalima es muy sencillo: “No hay otro Dios sino Alá, y Mahoma es su profeta”.
La Guerra Santa o Jihad:
yihadUno de los deberes religiosos para el musulmán es el Jihad o Guerra Santa. Todo musulmán adulto, varón y libre debe responder a cualquier llamado legal válido para guerrear contra los infieles. El que muere en un Jihad es un mártir y tiene ganado el paraíso.
Desde tiempos remotos los musulmanes han dividido al mundo en “Dar al Islam”, donde el Islam reina supremamente y el “Dar al-harb” (el domicilio de la guerra), donde el dominio del Islam debe ser expandido, si es necesario por la guerra.
Si hacemos una comparación del Islam con el cristianismo, pareciera ser que los dogmas del Islam son sencillos y de fácil comprensión para el ser humano. La mayoría de los musulmanes se enorgullecen de tener un código moral que según ellos es menos hipócrita y mucho más fácil de cumplirse que las demandas de un cristianismo profesado en teoría, pero abandonado en la práctica en un continente tan corrompido como el Occidente. Además de eso a muchos paganos les atrae la religión islámica por el hecho de que el Islam defiende y protege la poligamia. Asimismo el divorcio es muy fácil, asunto al cual ellos ya están acostumbrados.
El musulmán también siente cierta clase de superioridad, no solamente sobre los paganos, sino también sobre los árabes representativos de la iglesias cristianas antiguas que han tendido a desarrollar características minoritarias bajo los muchos siglos de dominio musulmán.
Podemos afirmar entonces que la religión islámica, por muy elevada que sea su teología y sencillo su ritual, es en el mejor de los casos una religión fría o informal, inhumana, en contra de los principios morales del derecho humano, de la vida humana. No así las enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo, llenas de sensibilidad y respeto al ser humano, respeto a la vida del hombre. Jesús de Nazaret nunca incitó al hombre a la violencia, sino todo lo contrario, a la paz, al amor, a la misericordia.
Todos están de acuerdo en que en el Sermón del Monte tenemos la esencia de las enseñanzas de Jesús:
 “Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad” (Mateo 5.5).
“Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia” (Mateo 5.7).
“Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios” (Mateo 5.9).
“Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen” (Mateo 5.44).
Autor: Ronald Millón   –  La Voz Eterna


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